viernes, 16 de octubre de 2009

Martes 13

Yo no soy una persona supersticiosa. No me preocupo por entregarle a la gente la sal en la mesa, ni me voy a preocupar por romper un espejo. Sin embargo, este último martes 13 fue especial. No fue un día de mala suerte, sino un día movido por las emociones, lleno de sentimientos encontrados, más bien descubiertos, que ahora preferiría no saber. Todo cambia, la vida va cambiando todos los días. Cada día la vida toma un diferente rumbo, debido a las decisiones que cada uno toma, a las cosas que uno sabe, a las cosas que uno aprende y a las cosas que uno integra en la cabeza.
Al enterarme de algo complicado, pienso y luego hablo. En este caso fue menos posible, un ataque de sinceridad impresionante recorrió todo lo que pensaba, teniendo que escupirlo y decirlo al instante, en un intento por aclarar las cosas. ¿Por qué es así el pensamiento? En las cosas de emociones uno deja de ser racional, eso es lo que se dice, que razón y sentimiento se oponen en una guerra interminable, que nunca se ponen de acuerdo. Es verdad, no hay un acuerdo entre ellos, y eso es lo que provoca las complicaciones. Complicaciones de la cabeza, complicaciones del corazón, con qué lidiar primero y qué postergar.
Entonces, según mi razonamiento, los sentimientos no se pueden razonar…

Ok, me estoy complicando cada vez más. Las cosas se conversan, y mientras sean con sinceridad todo va a salir bien. Pero, ¿cuánto tiempo deberá pasar para darse cuenta de que todo salió bien? Mientras ese tiempo está transcurriendo, más de una persona puede sufrir, y eso es lo que trae las complicaciones. La honestidad con uno mismo y con los demás trae un montón de beneficios para el autocrecimiento y para la seguridad de uno mismo, pero al mismo tiempo deja a las personas desnudas frente al resto, frente al mundo.
Ningún día es comparable con el anterior. Cada día hay nuevas cosas que decir, nuevas cosas que pensar, nuevas cosas que razonar y nuevas cosas que sentir. Quizás si empezara a sentir más en vez de pensar y razonar, algunas personas estarían alegres por unos segundos, pero luego más personas se verían heridas. Quizás si empezara a pensar y razonar más que a sentir, estaría sola en el mundo. Al final, la vida es una balanza entre la razón y los sentimientos, y hay que aprender a convivir con ambos, sin intentar entenderlos.


Esperar a que las cosas sigan su curso natural es lo más sano por ahora…

miércoles, 14 de octubre de 2009

Nada más perfecto que el amor

"Si yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, y me faltara el amor, no sería más que bronce que resuena y campana que toca. Si yo tuviera el don de profecías, conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos, y tuviera tanta fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor, nada soy. Si reparto todo lo que poseo a los pobres y si entrego hasta mi propio cuerpo, pero no por amor, sino para recibir alabanzas, de nada me sirve.

El amor es paciente, servicial y sin envidia. No quiere aparentar ni se hace el importante. No actúa con bajeza, ni busca su propio interés. El amor no se deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y perdona. Nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad. El amor disculpa todo; todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.

El amor nunca pasará. Algún día, las profecías ya no tendrán razón de ser, ni se hablará más en lenguas ni se necesitará más el conocimiento. Pues conocemos algo, no todo, y tampoco los profetas dicen todo. Pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé atrás las cosas del niño.

Del mismo modo, al presente, vemos como en un mal espejo y en forma confusa, pero entonces será cara a cara. Ahora solamente conozco en parte, pero entonces le conoceré a él como él me conoce a mí. Ahora tenemos la fe, la esperanza y el amor, los tres. Pero el mayor de los tres es el amor."

1-Corintios, 13

Nada más que eso!